Nuestra ciudad se encuentra rodeada de cerros con ligeras, moderadas y fuertes pendientes. Por razones obvias, el crecimiento de la población ha comenzado por ocupar las partes bajas del valle de la ciudad del Cusco para luego ir avanzando progresivamente hacia las laderas y en la actualidad vemos que todas las laderas de los cerros que rodean nuestra ciudad se encuentran densamente pobladas.
Para acceder a los asentamientos humanos, existen carreteras o pistas, pero debido a las fuertes pendientes, tales vías no llegan a las partes altas. De allí que con el fin de acortar el camino a sus casas, los habitantes han “abierto” senderos que atraviesan las curvas de nivel más pronunciadas hasta que con las continuas caminatas se han formado gradas en los suelos. En época de estiaje y de lluvias, las caminatas por estas gradas producen polvo y se vuelven barrosas, por lo tanto se tornan intransitables.
Por las razones expuestas, los municipios de Cusco, Santiago y San Sebastián, han construido escalinatas de cemento en lugar de los senderos de tierra con gradas en todos los asentamientos humanos. Bajar las escalinatas no presenta problemas; sin embargo, subir largas escalinatas de 100 hasta 200 m de longitud y con fuertes pendientes de hasta 50 o 60° constituye un problema por que suben niños, mujeres cargando sus hijos o bolsas del mercado, ancianos, hombres con bultos en la espalda, pero por el cansancio no tienen lugares donde descansar y si es un día soleado, es más problemático la subida, por lo que necesariamente ellos tienen que sentarse en las gradas y ensuciarse la ropa. Es lamentable que siendo un aspecto tan elemental deducir el cansancio por subir escalinatas largas y empinadas no se haya previsto lugares de descanso. Invitamos a los alcaldes y funcionarios a subir tales escalinatas y estoy seguro que luego de 30 escalones se van a cansar y no van a tener donde descansar. Este problema también se presenta en pleno centro histórico; así tenemos por ejemplo que las calles de San Blas, como Atoksaykuchi, Canchipata, etc, son peatonales y con escalinatas, pero tampoco cuentan con lugares de descanso, por lo tanto, los que viven en las partes altas y turistas tienen que sentarse en las gradas y ensuciarse.
Felizmente, todavía hay solución. Cada 30 escalones se deben construir pequeñas lozas o a un costado de los escalones, dos o tres bancas de cemento en todas las escalinatas del centro histórico y los asentamientos humanos para fines de descanso de las personas que transitan intensamente por ellas; y si fuera posible, un pequeño techo sobre las bancas de descanso para proteger a las personas de las lluvias o del sol. Estas construcciones no demandan mucho presupuesto. Estamos seguros que la población usuaria se los va a agradecer.