Observamos que el estilo de vida moderno viene amenazando nuestros bosques, ríos y lagunas así como la tierra y quizá el mismo clima y que el costo por el desarrollo es muy oneroso y muchas veces mortal. Afirmamos esto, específicamente por la desaparición de algunas especies hidrobiológicas del río Huatanay cuyas aguas han venido contaminándose fuertemente por el rápido desarrollo urbano de la ciudad de Cusco.
En 1941, Henry Fowler entrega al Museo de Historia Natural “Javier Prado”, el original del libro “Los Peces del Perú” para su publicación, hecho que se materializó en 1945. En el mencionado documento, Fowler reporta que en el río Huatanay, en ese entonces habitaban 4 especies de peces: Trichomycterus incae “huita”, Pygidium rivulatum “suche”, Acrobrycon ipanquianus “sardina” y Orestias mulleri “carachi” (Sic).
Han pasado prácticamente 50 años y hoy ha desaparecido la ictiofauna mencionada del río Huatanay. Esto debido a que el río se ha convertido en el único colector de las aguas evacuadas con detergentes, productos cáusticos usados domésticamente, acumulación de todo tipo de basuras de las calles, plomo y cadmio que se desprenden de las tuberías de agua, plásticos, otros restos metálicos, deshechos fecales y el lodo proveniente de la erosión de la vertiente. Obviamente estas aguas contaminadas no sirven para la supervivencia de peces, ni para la agricultura, de allí que el sector vivienda ha construido una planta de tratamiento en San Jerónimo a costa de una gran inversión. Sin embargo, las aguas de excreta depuradas por la planta, continúan contaminadas con sustancias que no se ven tan fácilmente. Nos referimos a las concentraciones de metales como el cobre, cadmio, zinc, plomo y mercurio así como centenares de sustancias contaminantes que se asocian con los desechos industriales y municipales, de allí que en todo el trayecto del Huatanay hasta su desembocadura en el río Vilcanota (En Huambutio), no se reporta la existencia de los peces ya referidos.
Como se observará, el desarrollo de la ciudad del Cusco ha sido oneroso y mortal para la fauna hidrobiológica del río Huatanay. Estamos seguros que de no tomarse las providencias del caso, los mismos resultados desastrosos para el ecosistema fluvial, se darán en el Salado, Cañipía y Chillorolla, ríos donde desembocan los relaves y desechos domésticos de Tintaya, Atalaya y Katanga, centros mineros de Espinar y Chumbivilcas. Coincidentemente los tres ríos mencionados son afluentes que dan origen al río Apurímac y consecuentemente sus aguas están habitadas por la trucha arco iris Salmo gairdnerii irideus, el carachi y la huita. Estamos a tiempo de plantear alternativas para superar la contaminación como el de exigir plantas de tratamiento de los relaves y aguas servidas antes de ser evacuadas a los ríos, a fin de Desarrollar sin Destruir.
(*) Este artículo fue publicado por el suscrito en junio de 1990 en el número 26 del Boletín Desarrollar sin Destruir. He creído conveniente volver a publicarlo por su importancia sobre la desaparición de peces del río indicado así como las problemáticas pendientes.